Acercamiento a la cultura Guane

Mediante este blog estamos tratando de hacer un acercamiento a la cultura Guane hoy ultrajada por comerciantes que ofrecen mil objetos que no son guane y autoridades municipales quienes llegan a los cargos públicos sin ninguna base cultural. El idioma que usamos es el más sencillo, como si se tratara del de una noticia, a fin de que todos entiendan los contenidos. Los Guane fue la más desarrollada cultura de su tiempo antes y a la llegada de los españoles y no los nativos que anduviesen en guayuco.

lunes, 31 de octubre de 2011

Falacia y abuso del conquistador


Quienes llegaron a América,  en la conquista, no fueron lo mejor de la sociedad española. Todo lo contrario, delincuentes y truhanes de todas las pelambres,  personas llenas de vicios y enfermedades. No les importaba sino el enriquecimiento rápido y a sangre y fuego.


Unos reyes y un Papa españoles
 Por eso hicieron lo que hicieron a nuestros nativos, particularmente los Guane quienes fueron víctimas de varias de varias masacres que la iglesia católica, de la época, estimuló a nombre de Cristo, bajo el falso supuesto que estaban buscan “almas para Dios”.

La base “legal” para que los indios llegaran a perder el sano dominio de sus propiedades,  se debe a un apasionado Cardenal se le dio por decir que el Papa, por ser el representante de Dios en la tierra, podía hacer de ella cuanto se le viniera a su antojo. 

Los Reyes de España saltan de alegría porque usando esa absurda teoría cardenalicia podrían convertirse en dueños absolutos de las tierras del Nuevo Mundo que había descubierto Cristóbal Colón. De esa manera pusieron en marcha un plan para envolver al Vaticano en su favor.

El fanatismo religioso que lleva a la ceguera empujó al Vaticano a semejante irracional desafuero. “En el siglo XIII se aceptó la tesis sostenida por el Cardenal de Ostia, Enrique de Susa, de que el Romano Pontífice era señor universal del mundo.” Pensar lo contrario podría llegar a ser peligroso, asesinar a nombre de Dios era un deporte.

 En esa misma época se escribió: “No podemos negar que no solamente la tierra, sino toda la creación entera es de Dios, pero que el Papa sea el dueño absoluto del mundo es una falacia demasiado ambiciosa e ilógica”.

Los príncipes cristianos en una procesión arrolladora acudían al Papa con toda clase de astucias, propuestas y teorías para obtener concesiones en las tierras descubiertas.  El falso argumento de que las tierras de América eran bienes mostrencos o de dueño desconocido era la más usada.

papa Alejandro VI
Al nativo, el dueño de las heredades americanas lo llegaron a considerar como ser irracional y en ocasiones menos que los animales. Afirmaban en sus dañinas conjeturas que eran incapaces  de poseer y manejar las tierras que tuvieron en sus manos y manejaron armoniosamente durante miles de años.

Los reyes de España tenían dudas de que el papa fuera el administrador absoluto de la creación, entendían que lo que estaban haciendo era un abuso de talla mayor, pero la ambición del oro, a la riqueza y al poder absoluto, entre otras cosas,  no los dejaba pensar claramente.

“No faltó a los Reyes de España incertidumbre sobre la legitimidad de sus derechos. Por esto acudieron repetidamente al Papa Alejandro VI para obtener la confirmación de su señorío en las tierras descubiertas”.
El Papa difundió cinco bulas y de ellas se agarraron los españoles para montar su imperio obseso de oro y en la práctica un torrente de sangre y muerte.

No todos los reyes europeos creyeron en el cuento del arzobispo Ostia. Muchos Político y gobernantes le negaron valor a las bulas papales. Aquí surge la célebre respuesta de Francisco I, cuando el Emperador Carlos V le reclamó por las expediciones francesas al Canadá: “Quisiera ver la cláusula del testamento de Adán que me excluye de la repartición del mundo”. 

Luego de la tinterillada, el Estado Español, se dio cuenta que carecía  de recursos económicos indispensables para ejecutar una colonización directa,  racional y civilizadora.  Dejó la iniciativa en manos de elementos indeseables  en la Península con el titulo de “don”, quienes solo buscaban su enriquecimiento personal.

Por ser quienes eran, cometieron tantas injusticias y abusos, pero la responsabilidad se hacia a un lado. “En buena conciencia no se podía simplemente despojar a los indios de sus tierras para entregarla a los conquistadores, pues no existían antecedentes jurídicos que justificasen este acto”.

Decenas de sínodos y reuniones donde aparecían  los grandes señores españoles en las nuevas tierras y los curas como cabezas visibles, llegaron a la conclusión  y reconocimiento del abuso que se había cometido, pero lo seguía cometiendo sin control ni vigilancia.  “…No se hizo absolutamente nada para frenar y corregir...”

El primer Sínodo de Santa Fe, convocado por Fray Juan de los Barrios, en 1556 y al que asistieron los Oidores y Don Gonzalo Jiménez de Quesada, se hicieron tres preguntas: ¿La guerra que  se hizo a los indios fue justa o no? ¿Los encomenderos estaban en la obligación de restituir a los indios lo  que ellos les habían pagado? y ¿Si debían restituir lo que han sacado de las tumbas y santuarios de los indígenas? No se atrevió nadie a responder.

Gonzalo Jiménez - Conquistador
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El un sínodo celebrado en Popayán, en  1558, por su primer obispo, Don Juan del Valle, dio respuesta categórica: “Las guerras hechas a los indios fueron injustas y todos los que las hicieron son obligados solidariamente y en conciencia a la restitución de todos los daños”.  Los respetabilísimos conquistadores y colonizadores jamás realizaron la restitución,  por el contrario, no sólo obstinaron en retener los bienes usurpados, sino en continuar  el comportamiento criminal durante muchos años.

El historiador Juan Friede anota, con gran verdad, que los reyes y conquistadores “a lo sumo descargaban su conciencia a la hora de la muerte, dejando legados a las iglesias y hospitales con el fin expreso de reparar las injusticias cometidas con los indios, pero nunca, en la realidad, nada les  fue devuelto”.

Definitivamente nuestros ancestros, como los Guane y Muiscas, fueron mil veces más gente honorable y digna que los españoles, la basura de España, a la que encomendaron abusivamente la conquista y colonia. Condena a los, autoridades, historiadores y docentes que maltratan a nuestros nativos predicando superioridad moral y social sobre esa gente que sabía que lo estaban haciendo mal, pero seguían en la misma.

jueves, 27 de octubre de 2011

El maiz en el país Guane

El maiz, regalo de dioses
Las grandes civilizaciones que han transitado sobre la tierra fueron divididas en tres grupos por sus consumos alimentarios básicos: La europea por el trigo; la asiática por el arroz y la americana precolombina por el maíz. Al encontrarse con el maíz en el mundo Guane, el español relató: “Nace en cañas y cada una lleva una o dos mazorcas, donde está pegado el grano, y con ser granos gruesos tienen muchos, y en alguna contamos setecientos granos…”

El principal cultivo de los Guane era el maíz, es una afirmación que no admite discusión. En su idioma, llamaban “aba”. Fue la asiento de su alimentación diaria desde que nacía hasta que moría la persona. El grano, de que relata el mito, se lo enseñó a cultivar Bochica. Era un regalo divino que consumían en más de treinta formas, unas veces sazonado con sal y otras con azúcares naturales.

Las actividades agrícolas se programaban con base en conocimientos astronómicos, físicos y biológicos logrados por los Guane con la experiencia de centenares de años. Las labores de tala, roza, quema, siembra y cosecha de las plantas, obedecía a calendarios de los cuales nuestros ancestros deponían, uno para el sol y otro parea la luna.

El maíz era almacenado durante largo tiempo. Las mejores mazorcas, las bien formadas, gruesas, largas y de grano bien amarillo no se desgranaban, sino que se colgaban al humo de los fogones. Los indígenas Guane consideran que encarnan el espíritu de la abundancia del maíz y no se podían comer.

El almacenamiento se realizaba en zarzos o trojes, construidos encima de los fogones, para recibir la deshidratación y la protección contra las plagas. La cosecha se programaba para la fase de menguante y con el humo y calor del fogón se evitaba el ataque de gorgojos.

Con él se preparaban la exquisita “mazamorra” o “SUQUE”, fabricaban el “FUN” o pan en forma de deliciosos bollos o “BUN”, la sabrosísima pasta de maíz o arepa a la cual daban el nombre de “TIJITAFUM”. La arepa de los Guane con el tiempo asumió el nombre de “arepa Santandereana”, que es muy diferente a la de otras zonas de Colombia.

El maíz  era el componente de su bebida favorita, la chicha. Esta es una palabra totalmente indígena y significaba para ellos “bebida para nuestros varones”.  La chicha se tomaba en cantidades industriales en todas las celebraciones Guane para producir embriaguez colectiva de los asistentes. 


Pepitas de Oro Vegetal
 Según el tiempo que  permaneciera el maíz en las tinas y la cantidad de azucares, venía el nivel alcohólico del fermento. Cuando ellos hacen alguna fiesta es juntarse en la casa del señor muchos caciques e muchos hombres principales a beber e bailar; allí cantan i hacen otras maneras de fiesta, que les duren tres y cuatro días i noches, porque como la noche les tome en la fiesta, no se van a echar ni se quita della sino borrachos…”

Durante los períodos de siembra se realizaban grandes mingas, las cuales se culminaban con bailes, comidas y bebidas de chicha, para augurar las buenas cosechas. Para las fiestas se convidaban unos caciques a otros. Las mujeres eran las encargadas de repartir la chicha entre los asistentes en vasos de barro o preferencialmente totumas.

Los bailes eran como la chicha  con cantos para todo el tiempo de celebración. “Asíanse de las manos hombres con mujeres, haciendo corro y cantando canciones, ya alegres, ya tristes, en que se referían las grandezas de los mayores, pausando todos a una y llevando el compás...al son de unas flautas y ocarinas y otros instrumentos fabricados por ellos…”

Tributo al dios y al invasor
Dentro de la riqueza cultural escondida de nuestros pueblos, está la interrelación ancestral maíz/Guane. Hay antropólogos e historiadores que la buscan sacar a flote.  “No se ha hecho justicia con los indígenas y sus costumbres, quienes han sido ignorados y marginados como seres humanos y como poseedores de un rico filón cultural”.

El cronista recuerda sobre el cultivo de nuestro cereal: “Dáse en muchas partes de Indias con grande abundancia… Hay diferencia de maíz como también en los trigos: uno es grueso sustancioso; otro chico y sequillo que llaman moroche; las hojas del maíz y la caña verde es escogida comida para cabalgaduras, y aún seca también sirve como de paja”.  El mismo grano lo usaron como sustento para los caballos y mulas.

 El pan que los dioses le entregaron a los Guane fue el maíz.  Lo consumían como alimento comúnmente cocido en grano y caliente, que llaman mote. Algunas veces lo comían tostado. Otro moliendo el maíz y haciendo de su harina una masa que convierten en tortillas que se ponen al fuego y así calientes se llevan a la mesa. Son las arepas. El maíz redondo y grueso lo preparaban como golosinas.

El maíz no les sirvió a los Guane solo de sustento alimentario, también como licor. Es el vino de maíz  que por vocablo común le llamaban  chicha.  “El maíz para la chicha se pulverizaba en piedras de moler y se preparaba con suficiente anticipación para que fermentara. O se masticaba después de cocinarlo y se vaciaba en recipientes para acelerar la fermentación y mejorar el sabor”.

El modo más limpio y más sano de hacer chicha, era con el maíz tostado. Esto usaban los indios de más alto nivel social como los caciques, sacerdotes y curanderos.  Además, los Guane hallaron que para los riñones y la orina era muy saludable.  “Cuando el maíz está tierno en su mazorca, y como en leche, cocido o tostado lo comen por regalo los indios y también lo echan en la ola y en guisados, y es buena comida”.

martes, 25 de octubre de 2011

Los Dioses Guane

Los Guane era politeísta y sus divinidades representaban las  diversas fuerzas de la naturaleza. El sol y la luna ocupaban los primeros  lugares.  A Bochica,  personaje de la mitología Muisca, también se le consideraba como un héroe civilizador. A sus muertos siempre les rindieron culto.

Guanes en sus ambiente
Muy poco se sabe sobre esas dioses y lo lugares destinados para su culto tanto en público como en privado. Los curas doctrineros se encargaron de destruir todos los vestigios de las creencias de los Guane a las que consideraban obra del demonio.

Los sacrificios humanos eran ceremonias para acompañar acaecimientos de gran importancia para los pueblos Guane, particularmente en la posesión un nuevo cacique. No era celebración frecuente.

Las grandes procesiones rituales se sucedían a menudo. Tenían lugar en ciertas épocas del año y adquirían una grandiosa fastuosidad con danzas, música, chicha y gran jolgorio.

Disponían de lugares sagrados, santuarios dentro de las cuevas, en los altos ricos y las tumbas. Algunos tenían dedicación especial a cultos privados de sus dioses.

“Los curas doctrineros que venían en la conquista española  llegaron a calificarlos de obras del demonio y los destruyeron sin dejar rastro de ellos”. En todos los 31 cacicazgos tenían dioses locales y como generales los españoles instituyeron castigos a quienes los adoraran o tuvieran fe. .  

“Creían firmemente en  la existencia  de seres superiores que regulaban los fenómenos de la naturaleza, de los pueblos y la vida privada… Todo Guane creía en de otra existencia después de la vida terrenal...”  

Fueron degolladores de niños en rituales de sacrificio a sus dioses, con cuchillos de caña eran decapitados y la sangre vertida sobre las peñas del Chicamocha en ofrecimiento al Sol o la Luna. Los esclavos y prisioneros de guerra servían como elemento de ofrenda en los sacrificios religiosos.

El Dios Sol

Los sacerdotes o jeques presidían los ceremoniales, también asistían el cacique y su familia, la nobleza guerrera, los guechas o pregoneros, quienes eran funcionarios que hacían conocer y cumplir la voluntad del cacique. Iban los artesanos y campesinos, etc. Con los mejores trajes.

Cada vez que había amenaza de guerra se organizaba un evento con el que clamaban la protección de los dioses. Cuando el invierno era muy crudo para que cesaran las lluvias o al contrario, cuando el verano marchitaba las cosechas clamaban al cielo.

Entre los Guane no hubo dioses de piedra como si los tuvieron otros nativos colombianos entre ellos los Chipchas y  habitaron la zona de San  Agustín, en el departamento del Huila. De los Guane solo se conocen unas pequeñas estatuillas que serían representaciones de algunos dioses.

Los dioses principales fueron del Sol y la Luna, de quienes dependían las grandes fuerzas de la naturaleza,  Bochica el dios bienhechor,  Chibchacum, el dios protector de la nación,  Nencatacoa el dios de los pintores de mantas. También, Chaquem el dios que tenía a su cuidado la protección de las sementeras y Cuchavira o el arco iris quien les curaba las fiebres.

“Sobre los sacrificios de niños a sus dioses, hay afirmaciones que esto ocurrían en el sitio que hoy se llama el Mirador, en el municipio de los Santos. Al menor lo colocaban sobre un altar y el sacerdote le hundía un chillo de madera en el cuello.  La sangre manaba al Cañón del Chicamocha y de esta manera  los dioses se apaciguaban o brotaba en ellos la generosidad”.


Pequeños dioses de piedra
 Los Guane fueron el grupo social más representativo del actual Departamento de Santander que los españoles encontraron al momento de la conquista en 1540. A estas gentes las trataron muy duro para obligarlos a aceptar el nuevo Dios que les traían y que era desconocido para los nativos.

“Los Guane hacían parte de los paganos organizados, es decir, de sociedades complejas o cacicales cuya religión adoraba al sol. Los aborígenes eran gente sedentaria, con gran sentido de espiritualidad…

“Tenían una teogonía maravillosa  en la que el sol y la luna representaban los seres superiores o divinidades pero a los cuales, no se les rendía culto ostentoso y especial”.  

Como  los Guane fueron cazadores, pescadores, recolectores y agricultores, cazaban animales como el venado, codornices, curíes, conejos y palomas que ofrendabas a sus dioses en oración pública como particular.

La religión cristiana fue difundida rápidamente por todos los pueblos del imperio Guane y a las mismas velocidades olvidadas las inclinaciones religiosas milenarias en torno a la cual se hizo un gran pueblo. Con las creencias nuevas desapareció en pueblo Guane.

jueves, 20 de octubre de 2011

Ratones, cangrejos, caracoles, armadillos e iguanas

Además de las hormigas culonas, las que los Guane criaban y consumían en cantidades industriales, también lo hacían con  cierto tipo de ratón que llevaban a  sus banquetes como un bocado digno de dioses. El roedor era posible encontrarlo en todos los cuatro puntos cardinales del imperio Guane. Los caracoles completaban la dieta para nuestros ancestros junto con otras especies ya desaparecidas..

 Según los documentos de las investigaciones arqueológicas de Palogordo, “La prehistoria de Santander en los Andes Orientales”, el  ratón de las comidas Guane, “…pudo tener hasta unos 6 cm de longitud (excluyendo la cola) y los individuos adultos aportaron hasta unos 50 gramos de carne por lo cual cuando se consumían eran sacrificados en grandes cantidades. Probablemente se cazaron excavando las madrigueras en las que se ocultan muchos individuos”.

La comida Guane
Es uno de los animales más comunes en todos los climas y medios... La clave de su éxito y difusión es su gran adaptabilidad y su rapidísima rata de reproducción. Estos roedores son omnívoros y en épocas de sobrepoblación devoran prácticamente cualquier tipo de alimento pudiendo convertirse en plagas de los cultivos.

Palogordo queda en las cercanías del actual municipio de Guane. Allí fueron encontradas huellas de que nuestros ancestros consumían en su dieta habitual caracoles. Otros historiadores señalan que cuando los españoles llegaron a la meseta de Bucaramanga, “se alimentaron con caracoles que hallaron en la Laguna de San Mateo, lugar que hoy ocupa la Plaza de Mercado Central”.

Los antropólogos Roberto Lleras Pérez y Arturo Vargas Escobar profundizan en sus investigaciones para informarnos que había de tres especies de Caracoles y entre ellas “una de costumbres arborícolas”. Más adelante precisan que, “Los gasterópodos son muy abundantes en todas las zonas boscosas y terrenos aledaños en alturas como la de Palogordo”.

Acontecía con estos animalitos al igual que con los ratones que, “Dependiendo del tamaño los caracoles pudieron aportar entre 1 y 15 g de carne cada uno, para que su contribución fuera significativa en la dieta debían recogerse en grandes cantidades”. Eran una plaga de los cultivos, pero una delicia en la alimentación Guane.

Eran recolectores de cierto tipo de cangrejo. De este bicho nos aseguran los estudiosos que, “El aporte de carne…era muy restringido ya que se limita casi únicamente a las pinzas y patas”.

Las palomas no se escaparon de la dieta de nuestros ancestros. En la región, “Existen numerosas especies, subespecies y razas que habitan prácticamente todos los climas, exceptuando los páramos. Como promedio miden 30 cm de longitud. Son granívoras… Hacen sus nidos en las ramas de los árboles y en las rocas y farallones como las que abundan en el cañón del Chicamocha…sus huesos fueron utilizados como cuentas de collar y eran atrapadas mediante redes”.

La iguana era un reptil muy apetecido y sigue siéndolo en diferentes partes del país. Hoy la ley lo protege en donde se encuentre. “Estos reptiles parecidos a los lagartos poseen una cresta espinosa alta y un gran saco en la garganta. Deriva su alimentación de las hierbas e insectos y prefiere los parajes húmedos como hábitat utilizando los árboles. Eran recolectadas en los bosques cercanos a los cursos de agua”.


Proteinas para los Guane
 Los armadillo fueron un plato Guane y de nuestros campesinos hasta hace poco, cuando los exterminaron por el exceso de cacería. Habitaba los climas cálidos, templados y fríos, menos los páramos. Su cuerpo está protegido por dos placas córneas, una superior y otra inferior. La parte superior de la cabeza, extremidades y cola también están protegidos por placas córneas. Posee cuatro fuertes uñas en las extremidades anteriores que les sirven para excavar cuevas que usa para refugiarse cuando se le persigue.

“Estos acorazados en cada parto tenían cuatro crías. Es un animal de hábitos nocturnos y se alimenta principalmente de insectos y lombrices. Su gran capacidad bronquial le permite contener la respiración cuando cava y badea ríos. Un armadillo adulto puede pesar de 2 a 3 kilogramos.  El Guane lo cazó excavando las madrigueras en el día cuando duerme”.

Las excavaciones de Palogordo cierran su información de los beneficios carnícolas consumidos por los Guane, según pruebas halladas en los lugares investigados, cuando relaciona el venado.  Este animal comúnmente era conocido como “venado de cola blanca o venado caramerudo”. Prácticamente ha desaparecido de la fauna santandereana.

“Ocupan preferencialmente las pasturas abiertas y los bosques bajos y ralos puesto que la cornamenta les dificulta el desplazamiento en los bosques densos. Se alimentaba de leguminosas, matorrales, arbustos y pastos. La altura promedio en la cruz era de unos 80 cm. Un animal adulto puede aportar en promedio unos 20 a 25 kilogramos de carne. Su cacería se realizó mediante proyectiles y en ocasiones utilizando trampas ubicadas cerca a los abrevaderos”.

Hay afirmaciones de historiadores quienes hablan del abundante consumo de pescado en las cercanías de los dos grandes ríos que bordeaban la población Guano, el Chicamocha y el Suárez.  De allí hasta hace unas décadas de extraían cantidades de bocachicos, bagres, doradas, choques, etc. Con mayor razón en la lejana época de los Guane. Aqui la pesquería murió por la contaminación de las fuentes.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Leyes civiles y penales Guane

      
Nuestros ancestros Guane, como todo ser humano que viven en comunidad, generaron su propio reglamento de convivencia  y consolidar su moral natural para que rija sus actividades diarias. Con el paso del tiempo  el pueblo Guane fue adquiriendo estructuras más sólidas en lo  jurídico.  Sus códigos los miraba y aceptaba con un profundo respeto y con el convencimiento que eran para respetar. Las transgresiones  eran castigadas con penas muy estrictas, incluso, con la muerte para determinados casos como el homicidio intencional.  

Heredad de los Guane
Alrededor de la justicia Guane se han creado conjeturas muy variadas sin que hayan comprobado histórica y científicamente. Las normas no estaban escritas porque los Guane nunca usaron un alfabeto, pero si  fijas en la conciencia de cada uno de los Guane. Se transmitían verbalmente de generación en generación. Parece que en toda la geografía ocupada por este pueblo, los códigos  para castigar delitos penales como civil eran los mismos. Este o aquel cacique siempre aplicaba las mismas normas ya que se les preparaba desde que eran jóvenes.

Para los Guane el homicidio intencional era posiblemente  el pecado más grande que ser humano pudiera cometer contra  sus congéneres.  “Cuando alguna mataba culpablemente a otro debía también morir, aunque le perdonasen los parientes del muerto, pues decían que Dios es el único dueño de la vida del hombre y por consiguiente los hombres no podían perdonar al homicida, sino solamente Dios”.

A los actos de guerras en defensa de la heredad y la familia, la pena de muerte no operaba, pero si cuando había un deceso en peleas interpersonales, venganzas y otros comportamientos. La muerte producida en guerra contra el enemigo, “no tenía ninguna medida de castigo. Las acciones de guerra no se penalizaban así se hubiese  destruido una tribu a otra. En este caso la acción que produjo la muerte en el contrincante se premiaba”.

Los ancestros santandereanos eran estrictamente respetuosos de los bienes ajenos. No se toleraba a quienes de una u otra forma se apoderaban de los haberes de los demás. Al ladrón se le castigaban muy severamente con mutilaciones corporales con lo cual quedaban señalados de por vida. Les quitaban, según la gravedad del delito, un dedo o una mano. Se catalogaba como más que grave la residencia del ladrón. Cuando recaía  por tercera vez en el delito, “…el cacique los hacía atar fuertemente a un madero alto y ordenaba que se le matara a flechazos”.

En cuanto a la vida familiar, los indios eran extremadamente celosos con sus mujeres. A la creían que había acido en la infidelidad la hacían comer ají picante a toda prisa, con lo cual se quemaban hasta sus entrañas y entonces la ponían en confesión de su delito. Si se declaraba culpable era condenada a muerte. En cambio, si manifestaba ser inocente, le hacían grandes fiestas para premiar su virtud.

Como ocurre en toda la humanidad, el poder económico primaba sobre quien no lo tenía. E determinados delitos el acusado podía evadir la sanción normal. Existía de cierta forma  desequilibrio social frente a la ley según su condición económica. “El hombre adúltero era casi siempre condenado a muerte, pero si era rico, debía darle al esposo o familia de las ofendidas, mantas, objetos de oro, de los cuales éste debía hacer partícipe al cacique, quien era el que conmutaba la pena”. La cantidad y calidad de objetos a pagar se tazaba durante el alegato o lo que podríamos llamar juicio que presidía el Cacique.

Algunos escritores relatan que entre las penas que imponían los caciques estaba la de utilizar al ladrón como objeto de concurso deportivo entre los flecheros. “Se ordenaba atar al acusado a un palo y flechar al reincidir en hurto y a los flecheros que acertaban a herirlo en la boca o en un ojo, les daba el cacique en premio una manta”.  Otros escritores afirman que estas son afirmaciones hipotéticas, son “mitos no comprobados” ni histórica ni antropológicamente.

De la misma forma han divulgado que, “A los jóvenes traviesos les echaban agua de ají en los ojos y a una mujer sospechosa de adulterio, la embriagaban con zumo de borrachero, (planta de la que se extrae la escopolamina), y si en el estado de beodez se permitía algún acto de sensualidad, daban por cierta la sospecha y la mataban”.  Estas hasta el momento son leyendas no comprobadas. Simples mitos para hacer más impactantes los escritos.

“Todos estos castigos hacían que los Guane, fueran de vida ordenada y naturalmente buena; lo que no sucedía con los indios de otras regiones, abandonados a los caprichos de su pobre naturaleza”.  El cacique era el encargado de aplicar la ley en todo momento y lugar. La autoridad del cacique era considerada de origen sagrado y creían que su poderío procedía del Sol y de la Luna, por esto se les respetaba muchísimo y se les obedecía ciegamente”.

“Se le tenía tanto respeto al cacique que sus gobernados no se atrevían a mirarlo de frente y cuando le llevaban algún presente o necesitaban hablar con él nunca podían mirarlo a la cara, entraban profundamente inclinados, hablaban con él y luego, vueltos de espaldas abandonaban el recinto”.

Había normas para casi todo. Destacaban las reglas de protección de los niños, los jóvenes y los ancianos. Posiblemente, estos mandatos obligaron a que los Guane tuvieran un  muy profundo amor a su familia y a su heredad. El trabajo se distribuía por sexo y complementaba ese apego natural, norma inflexible,  entre nuestros antepasados.

martes, 18 de octubre de 2011

La capital Guane

Don Juan de Castellanos y Fray Pedro Simón, cronistas de la época de la conquista, dicen que la capital de la  provincia de Guanentá estaba en la meseta de  Xeriras o Géridas.  Para los Guane este término significaba “tierra parecida al cielo”. En otras palabras, el corazón del imperio Guane residía en lo que hoy es el municipio de La Mesa de los Santos.  Esta planicie que pertenece a dos municipios actuales de Los Santos y Piedecuesta.

 Otros historiadores afirman que la capital del imperio Guane se encontraba cerca de la actual población de Guane. La precisan en la caída de la cuchilla “Tierra Negra” y los territorios de las actuales veredas de Lubigará al sur, Carare o Butaregua al norte. Estaría al otro lado del Cañón del Chicamocha, visto desde la Mesa de Géridas.


Muestra pictografica - Los Santos o Jeriras
 Al hablar d ese lugar consideran que se trata de una amplia explanada  que podría ser muy apropiada para el palacio del Gran Cacique.  “…la capital del  Imperio de los Guanes se hallaba cerca de Macaregua y Butaregua, en la vía entre los dos sitios...” Creen los partidarios de esta tesis.  

De la misma forma se advierte que, “El nombre del Cacique se originaba por el sitio de residencia del mismo y Guanentá era una región cercana al actual Guane”. Allí, junto a una roca una comisión científica penetró hace varios años y lograron hallar rastros de la familia real de los Guane. Todo este material o vestigios antropológicos fueron llevados al Museo Nacional en la ciudad de Bogotá.

No hay mayores detalles ni justificaciones convincentes.  Son al parecer, deducciones  basadas n observaciones y publicaciones de historiadores quienes publicaron el material disponible para ellos en los año treinta y cuarenta del siglo pasado. Con el paso de los años y el arribo de nuevos investigadores, han surgido más documentos antropológicos e históricos que apuntan para otro lado. La visión han cambiado considerablemente.

Según el cronista, Juan Rodríguez Freyre, “…el orden Jerárquico de los Guane reconocieron al Cacique Guanentá o señor de Guane como jefe máximo del cual dependieron los caciques locales Macaregua, Butaregua, Tucaregua, Charalá Bucarica, Riolato, Elmene, Chingalá, Guaca, Cepetá, Empalá, Gequicá, Poasaque, Pomaraque, Lubigará, Corotá, Moncora, Chuaquete, entre otros,  Su sede de gobierno era la Meseta de Xérira o Jérida.

Tejido de lazos y cordenes - Gériras
 El registro más antiguo del territorio que hoy ocupa el municipio de Los Santos aparece en el compendio, "Descubrimiento del Nuevo Reino de Granada y Fundación de Bogotá (1536-1539)", obra de la literatura colonial, en la que se destaca que, “durante su jornada al río Magdalena, Alfínger tuvo noticia por los indios de la existencia de una provincia de excepcional riqueza, llamada Xerira o la Meseta de Jérida o Jerira  habitada por los indios Guane. El mismo documento da cuenta de la riqueza del territorio y de la existencia del asiento principal Guane”.

En Los  Santos, dicen los estudios nuevos, “…en la llamada cueva del Indio, fue hallada la tumba del Cacique Guanentá y en otras muchas muestras de restos humanos, tejidos de algodón y fique, cerámica y  pintura rupestre, entre otros,  en cantidades considerables. En una tumba hallaron15 piezas de cerámica tallada que sería el “calendario lunar”. En Fin, en este municipio se halla la mayor cantidad vestigios Guane.

A través de todos los tiempos, los gobiernos se establecían el principal asentamiento. Por la cantidad y variedad de hallazgos logrados, ubicados en mas de una veintena de museos públicos y privados, se hace visible y fácil de deducir que Xérira o Jérida era  localidad más grande y abastecida con la mayor cantidad d fuentes de trabajo y  por sus inhumaciones descubiertas con el mayor número de personas importantes. Visto así, allí vivía su más destacada autoridad Guane.

Apreciaciones modernas y divulgadas por diferentes medios de comunicación incluido el Internet, páginas serias que se presumen deben tener asesorìa o fundamento histórico antropológico aseguran que, El cacique Guanentá era uno de los soberanos que gobernaban el pueblo Guane. Su sede de gobierno estaba ubicada en la Meseta de Xerira o Jéridas y a su jurisdicción se sujetaban caciques como los de Xuaguete, Bocore, Butaregua y Macaregua”.

Cerámica Guane - Los Santos
En la monografía oficial del Municipio de Los Santos hallamos: “Por siglos, el territorio donde actualmente se levanta nuestro municipio, fue la sede de Gobierno del Cacique Guanentá, señor de las 33 tribus Guane que ocupaban la mayor parte del territorio del actual Departamento de Santander”. Según los ancianos del lugar, esa afirmación no ha sido impugnada o puesta en duda oficialmente por los nuevos y viejos antropólogos e historiadores.
Fray Pedro Simón, “…Danse en esta tierra toda suerte de ganados con abundancia de granos y frutas de castilla y naturales, en especial en una mesa alta, bien espaciosa que llaman Gérida, donde vivía el señor grande y poderoso que llamaban Guanentá”. Castellanos sostuvo: “Políticamente, estaban los Guane organizados en pequeños cacicazgos cada uno con su gobernante o cacique local, el cual estaba bajo el mando de quien era reconocido como el Guanentá, este era el cacique máximo de la Comarca, con sede en Xériras…”

 Los Cacique Guanentá y Chancón ante los abusos cometidos con la estatua repulsiva y degradante que hay frente a la alcaldía de Floridablanca,  “Quizás esté molesto con quienes de muchas maneras han agredido el patrimonio indígena, o los que los pusieron a comer, vivir y hacer lo que nunca hicieron, donde nunca vivieron y lo que nunca comieron; o de pronto estará arrecho al estilo regional, con quienes no los han valorado haciendo museos Guane sin piezas Guane, o los que venden sus objetos al mejor postor extranjero…” Alejandro Navas - Arqueólogo

lunes, 17 de octubre de 2011

Desaparición de los Guane


Se sabe por diferentes medios científicos modernos, que los Guane, hacia los Siglos V de nuestra era ya trabajaban como experimentados productores de mantas y cerámica. A esta información no sería descabellado agregarle otro tanto de tiempo para tener una referencia de la época en que “llegaron a ocupar sus tierras”. Esto significa que pasaban del milenio antes de la aparición violenta de los españoles.

Concetración inhumana de nativos
La extensa permanencia de nuestros Guane y de sus antepasados en la geografía del actual departamento de Santander, es la comprobación de que cuando se vino época de la Conquista  nuestros ancestros tenían una cultura propia y perfeccionada por el transcurso de los siglos y la acumulación de experiencias. No eran montoneras despistadas. Ejercían unos como gobernantes, otros como agricultores, tejedores, alfareros, cesteros, cazadores, pescadores, etc. Cada cual con un oficio.

La violencia física y moral que tuvieron que soportar los Guane fue mucha, más de lo imaginable. Primero y en muchas ocasiones las embestidas de sus salvajes vecinos YARIGUIES. Estos nativos sobresalían por su gran belicosidad. Aún después de la Conquista, cuando estaban ya sometidos los Guane a los invasores españoles, “…el encomendero de Sancoteo, región actual del Socorro, tuvo que llevar a sus indios encomendados para que residieran en Moncora por temor a que los Yariguies acabaran con ellos…”

Fueron causas nuevas de mortandad entre los Guane las enfermedades y epidemias de padecimientos traídas y contagiadas por los españoles.  Eran patologías desconocidas por los nativos. Clínicamente hablando,  sus organismos no poseían defensas orgánicas. La ausencia de medicamentos científicos apropiados era total. Morían todos los días, uno tras de otro.

Río de Oro a su paso por Girón
La Colonia, precursora de la muerte de los Guane, no solamente impidió el crecimiento de la población indígena, sino que en muchas partes llegaron a casi a exterminarla o al menos diezmarla en forma inclemente”. Las expediciones españolas pasaban triunfales pisoteando millares de cadáveres indígenas. A estas gentes,  “las mataban con odio y sevicia  por el crimen de defender la legítima y milenaria posesión comunitaria de sus tierras”.

Muchos historiadores hablan de valentía, coraje, arrojo, valor, bravura, sacrificio y otros calificativos para justificar el salvaje comportamiento del invasor. Hoy la historia es vista desde un ángulo diferente y se recalca sobre la imparcialidad de los escritos dejados por los españoles, los que usan como fuentes informativas en torno a los Guane. “Matar a cinco mil Guane en un solo evento desarmados no es ningún acto de valentía o coraje, todo lo contrario de cobardía y salvajismo”.

El documento histórico sobre la contaminación que produjeron los españoles al entrar en  contacto con el nativo Guane señala: “Los europeos traían consigo muchas epidemias y enfermedades. La viruela, el tifus, lepra, enfermedades pulmonares y venéreas, que dada la precaria situación de los vida de los naturales y la casi total carencia de los elementos médicos apropiados, diezmaron considerablemente la población”.

En el año 1558, apareció una grave epidemia de viruela muy contagiosa en que murieron, en el Nuevo Reino, más de 15.000 de los naturales. El mal se propagó por las diferentes regiones en un alto nivel de contagio. El transito de personas entre las región sirvió para esparcir el virus del contagio. Las provincias de Vélez, Socorro y Pamplona no fueron la excepción.  La enfermedad atacó y se sostuvo vigente  cerca de tres años haciendo miles de víctimas entre los Guane antes de lograr controlarla.

El hecho de haber arrebatado a los Guane sus labranzas y sus mejores tierras para la agricultura, sicológicamente los mató a todos. El rigor en el cobro de impuestos sin mirar sus condiciones económicas, la voracidad insaciable hispánica los había reducido a la miseria. En esta condición muchos murieran por desnutrición. Morían de todas las edades particularmente ancianos y niños. A este estado de cosas los españoles no daban ninguna importancia.

No disponían de medicinas
El casi total exterminio de los indígenas llegó con la explotación de las minas de oro.  “A los españoles les faltaban brazos en los climas ardientes, por lo cual se obligó a los indios de las tierras altas al duro trabajo de los climas cálidos y húmedos, a que no estaban acostumbrados”. El exceso de trabajo, de sol a sol todos los días, el hambre, la ausencia de cobijo y el paludismo los hicieron víctimas de una muerte temprana y humillante.

“La tristeza de verse sujetos a la esclavitud, la debilidad física consecuente de la mala alimentación, la peste que se cebó en los desdichados indios los obligó a preferir el suicidio a una existencia de oprobio y miseria”. Hay infinidad de relatos en torno a como nuestros nativos Guane preferían lanzarse por los peñascos para alcanzar la muerte, antes que someterse a los crueles tratamiento de los españoles.

El último censo de los indios de Guane hecho el 13 de marzo de 1810, por el Juez de Cobranzas Reales, dio un total de 1824 indígenas, en las parcialidades de Moncora, Guanentá, Butaregua, Coratá y Chagüete.. Este censo fue exclusivo para los indios, porque después se hizo el censo de los hispanos. Cuando llegó Martín Galeano la población eran de 300 mil nativos.

En el anotado censo indígena estaban incluidos los pocos sobrevivientes de la gran tribu de Chanchón, que habían sido reducidos a la encomienda de Guane en 1751.  En 1778, aún existían los grupos de indígenas de Bucaramanga, Onzaga y Curití, cuyos integrantes recibieron la orden del Virreinato de trasladarse a Guane.

No fue posible bloquear la muerte
El aborigen que constituía la mejor materia prima aprovechable para la vida civilizada fue desaprovechado estúpidamente. Es increíble que los conquistadores tuvieran tan poco ceso. Si hubiesen canalizado toda la sapiencia del Guane, hoy Santander,  estaría en niveles de desarrollo superiores en Colombia e inclusive América a las regiones que ostentan ese título.

“Si en lugar de aniquilar ese potencial humano, el colonizador español hubiera tratado de comprenderlo, de sacar partido de sus atributos de malicia e inteligencia, quizás el destino de América hubiera tomado un rumbo muy diferente. Faltó una conquista justa e inteligente, que respetando los derechos naturales de los indios”.Al Finalizar el siglo XX no existía Guane alguno en vida. Las imágenes que dicen mostrar a las nuevas generaciones la cultura Guane no se ajustan a la verdad histórica, son diferentes a lo que fueron  y los degradan en alto grado.